Hablando de una dieta equilibrada, nos referimos a un equilibrio cierto y bastante claro de los principales componentes de los alimentos: proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas, minerales. Estos componentes han estado durante mucho tiempo en el centro de atención de los científicos, su papel en la prevención de enfermedades dependientes de alimentos ha sido probado por numerosos estudios.
Hoy, la ciencia enfrenta una nueva tarea: la identificación más detallada de todos los micronutrientes necesarios para el pleno funcionamiento del cuerpo humano, así como la determinación de la cantidad requerida de su consumo.
Entre los micronutrientes de particular interés para la investigación se encuentran los fitonutrientes, un grupo de sustancias biológicamente activas que dan a las frutas y verduras un color, sabor, olor y resistencia natural específicos y únicos a las enfermedades.
El hombre está adaptado evolutivamente al uso de una gran cantidad de fitonutrientes, que son componentes de más de 300 plantas. Las plantas contienen compuestos que tienen actividad biológica y están directamente involucrados en los procesos bioquímicos del cuerpo humano.
En primer lugar, se trata de polifenoles (incluidas las antocianidinas), glucósidos (incluidas las saponinas), terpenoides, fitoestrógenos y aceites esenciales. Cada una de estas clases de compuestos cumple una función bioquímica importante, y su deficiencia está directamente relacionada con el riesgo de desarrollar diversas enfermedades, incluidas las crónicas. Las primeras 3 clases son las principales: el uso de estos micronutrientes ayuda a mejorar el bienestar y la inmunidad. Además, ayudan con la microflora intestinal inadecuada, eliminan la grasa alrededor del hígado, el páncreas y el corazón, y también compensan la falta de potasio en el cuerpo.
Hay varias formas en que los fitonutrientes ingresan al cuerpo humano:
Alimentos tradicionales (verduras, frutas, cereales).
Productos alimenticios dietéticos preventivos.
Complementos alimenticios biológicamente activos.